Se trataba de generar un espacio acogedor en un antiguo taller artesanal de guantes en el cual todo era desolador, era un espacio repleto, deteriorado y triste. La apuesta fue despejar el interior de todos sus maquillajes y accesorios y abrir la capacidad espacial del lugar. Para ello se conectaron ambos niveles generando una importante pasada vertical que dio luz y aire al nivel inferior. La librería es hoy también un espacio de talleres literarios y todos disfrutan del lugar. Las bibliotecas y algunos objetos de color rojo son las que otorgan ambiente, la presencia de la madera en su tono natural que realza la luminosidad del espacio.