La climatización se basa en tres principios básicos para reducir al mínimo el consumo energético: Un manto térmico continuo de 10cm de espesor, una alta inercia térmica de los paramentos interiores y la posibilidad de generar ventilación cruzada en todas las estancias. Estas 3 medidas permiten resolver el acondicionamiento térmico del edifico con un único sistema de calefacción por radiación-difusión con salto térmico muy bajo en los días más fríos. La abundante iluminación natural (no se requiere iluminación artificial en ninguna estancia durante las horas de luz solar) y la recuperación de agua de lluvia completan un modelo de gestión energética muy eficiente.