La casa de la nuez

Marisa Alcore Marisa Alcore
Rezydencja Orzech , tomasz czajkowski pracownia tomasz czajkowski pracownia Piscinas de estilo mediterráneo
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En casa, además de vivir, necesitamos sentirnos cómodos y protegidos. Por eso, es muy importante que toda vivienda sea capaz de responder a las necesidades y deseos de sus propietarios o inquilinos, tanto en los espacios de uso privado, como los de carácter social. Es precisamente este objetivo el que se persiguió cuando se diseñó la vivienda unifamiliar a la que nos asomamos hoy en este libro de ideas. Su autor, el arquitecto Tomasz Czajkowski no solo construyó una pieza de lo más moderna, sino una casa a medida de sus habitantes. La conocemos a continuación a través de esta selección de fotografías. 

Desde fuera

A simple vista, la casa genera una sensación de monumentalidad; sus formas son de todo menos convencionales. Sin embargo, no es su exterior lo único que llama la atención. Está rodeada por un jardín donde el diseño se cuidó al milímetro. A través de su gran fachada acristalada, la casa se abre extrovertidamente a él, protegiéndose de los rayos del sol mediante el voladizo que genera la cubierta. Su forma inclinada y terminada en punta crea una tensión que se minimiza con el color claro empleado en las fachadas. 

Un primer vistazo al interior

Al otro lado de la gran ventana de vidrio, la perspectiva es totalmente diferente. Aquí, la sensación de grandiosidad se convierte en cobijo. Gracias a este gran hueco, los interiores se llenan de luz natural y de espléndidas vistas al exterior: la fluidez entre ambos está asegurada. Dentro, la geometría de los espacios no es la convencional. Los techos se inclinaron, creando diferentes escalas en una misma estancias: en los puntos más altos, el habitante se siente amplio y sobrecogedor; en los puntos más bajos, cerrado e íntimo. Desde aquí, no podemos atisbar muchos más detalles: tan solo un cálido pavimento de madera de nogal (árbol de la nuez) brillante y una única pieza de mobiliario, el elegante chaise longue de Le Corbusier. 

El salón

Desde otra perspectiva, el salón se descubre diferente. La butaca que veíamos antes está acompañada de otras piezas, que dotan de funcionalidad a este espacio. Al fondo, una gran estantería y un escritorio establecen un lugar de trabajo en el gran salón, aprovechando así su gran superficie. Un original sofá de color tierra con forma semicircular termina de completar esta escena familiar. 

La materialidad

En cuanto a la materialidad, la casa se diseñó para conseguir la máxima calidez en los interiores. La madera tomó un protagonismo indiscutible, no solo en el suelo, también en la estructura vista. Los espacios se organizaron de la manera más abierta posible, sin puertas ni tabiques. Sin embargo, un juego de pequeños desniveles consiguió diferenciar los ambientes. La casa cuenta con una planta baja y una primera que a veces vuelca en doble altura con forma de mirador. 

La comunicación

Para alcanzar la planta primera, una generosa escalera curvada nos ofrece ser ascendida. Su diseño en madera y vidrio resulta ligero y elegante, haciendo que los habitantes de esta casa experimenten sensaciones diferentes cuando suben. Una moderna lámpara cuelga del techo y aporta movimiento a la escena. 

El dormitorio

El dormitorio principal es una de las estancias más especiales de la casa. El diseño buscó aquí crear una atmósfera más íntima y personal. En lugar de cabecero, se incluyó un interesante revestimiento en la pared principal, cuya textura se realza gracias al sistema de iluminación artificial. 

El cuarto de baño

El cuarto de baño se organizó buscando la máxima funcionalidad posible. A un lado se construyó una ducha a la italiana, separada del inodoro por un tabique bajo y una mampara de vidrio. Un espejo a lo largo de una pared crea una mayor sensación de amplitud. En cuanto al paisaje, se emplearon dos colores principalmente: el ocre y el gris, combinándose tanto suelo como en techo. 

La piscina

Sin embargo, aunque todas las estancias son especiales, la piscina es lo mejor de la casa. Aunque es interior, una ventana llena de luz y permite que se conecte con la vegetación exterior. Aquí los chapuzones pueden hacerse tanto en invierno como en verano, independientemente del tiempo exterior. 

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