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En verano a todos, en mayor o menor medida, nos entra cierta obsesión con el astro rey. Da igual que estemos de vacaciones o trabajando, que vivamos junto al mar o en un pueblo de montaña: si no estamos morenos parece que no hay verano. Sin embargo, no hay que volverse locos con el sol y siempre que nos expongamos a él debemos tomar las precauciones necesarias.
Pero tomar el sol es mucho más que ponerse moreno. Es tener un rato para nosotros mismos, en el que no hacer absolutamente nada. Un rato para sentir la caricia del sol y olvidarnos de la rutina mientras estamos cómodamente tumbados. Pero ¿dónde tomamos el sol? He aquí algunas ideas sobre los mejores asientos y tumbonas donde disfrutar del verano.
Hay quien prefiere tomar el sol sentado. Es más práctico si queremos leer un libro o tener más controlados a los niños que juegan en la orilla. Pero todos sabemos lo incómodas y horteras que pueden llegar a ser las sillas plegables de plástico. Una versión mucho más sofisticada y elegante es esta increíble silla plegable de madera de wengué. Con un diseño que parece sacado del África Colonial de los años veinte, esta silla es el lugar ideal para tomar el sol sin necesidad de estar tumbados. Además, la estructura de tela de la parte superior nos protege del sol en la cabeza.
Clásico imprescindible del verano, la toalla es el lugar ideal para tomar el sol junto a la piscina, bien sea extendida sobre el césped, bien sobre la típica tumbona de jardín. La creatividad en las toallas no tiene límites: colores estridentes, estampados sin límites, rayas y motivos marinos, todo vale. Pero ojo con quedarse dormidos al sol. Los dermatólogos recomiendan no tomar más de media hora de sol al día, y hacerlo en dosis progresivas durante las primera exposiciones, en dosis de 10, 15 y 20 minutos.
Esta original tumbona está creada a partir de una vela recuperada, que recubre una estructura de fibra de vidrio con una peculiar forma. Doblada y curvada por su vértice, para que se pueda apoyar cómodamente la cabeza y esta obtenga sombra, también protege del viento. Una opción cómoda y original para ponerse morenos.
¿Acaso no soñamos todos con poder tumbarnos a la bartola cuando lleguen las vacaciones? Un buen lugar donde dedicarnos solo a la vida contemplantiva pueden ser estas tumbonas. Con una estructura de aluminio y un recubrimiento de polietileno trenzado, como si de mimbre de poliéster se tratara, en estos colchones podremos tumbarnos a la bartola sin remordimiento alguno. Las tumbonas cuentan además con ruedas, para que sea más sencillo moverlas en busca del sol.
Puestos a elegir, mejor madera que plástico si vamos a tomar el sol. El plástico se calienta más que la madera, por lo que puede llegar a ser muy incómodo si no contamos con cojines. Los muebles de madera son muy resistentes a las condiciones exteriores pero al ser un producto natural puede sufrir algunas alteraciones con los cambios, por lo que requiere un cuidado específico.
Este sofá balancín permite disfrutar del sol pero sin pasarse. Con un tejado de tela que, a modo de toldo, da sombra, nos permite estar en el jardín incluso durante las horas más duras del día, entre las 12 y las 16 horas, cuando es recomendable no tomar el sol. El cómodo sofá se puede hacer extensible y convertirse en una cama donde dormir, solo o acompañado, una placentera siesta.
Hechas de juncos, estas originales tumbonas pueden hacernos olvidar que estamos en la piscina de casa y hacernos sentir en medio de la sabana africana. Su forma ergonómica permite que, aunque nuestro respaldo esté recto, podamos estirar cómodamente las piernas.
